En medio de una fuerte polarización política en Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció que designará al movimiento Antifa como “una gran organización terrorista”.
El mandatario calificó a este colectivo como un “desastre radical de izquierda, peligroso y enfermo” y aseguró que su gobierno investigará a quienes lo financien. El anuncio se produjo tras el asesinato del activista conservador Charlie Kirk, hecho que intensificó la tensión política en el país.
¿Qué es Antifa?
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El nombre proviene de antifascista.
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Es una red descentralizada de personas y grupos que se oponen al fascismo, racismo y neonazismo.
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Carece de líderes oficiales, estructura jerárquica u oficinas centrales.
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Sus acciones incluyen protestas, contramanifestaciones, vigilancia digital a grupos de odio y, en ocasiones, enfrentamientos físicos.
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No todos sus integrantes promueven la violencia; muchos se enfocan en la denuncia pública y en la organización comunitaria.
Origen y evolución
El movimiento tiene raíces en Europa: en los años 1920-30, la Antifaschistische Aktion en Alemania y los Arditi del Popolo en Italia se enfrentaron al nazismo y al fascismo.
En EE. UU., en la década de 1930 surgieron organizaciones como la American League Against War and Fascism, que combatieron al Ku Klux Klan. El Antifa moderno apareció en los años 80, cuando el grupo Acción Antirracista se enfrentó a skinheads neonazis en conciertos punk. Tras un periodo de inactividad, el movimiento resurgió con la elección de Trump en 2016 y desde entonces ha estado presente en manifestaciones contra la ultraderecha y la brutalidad policial.
Cómo funciona hoy
Opera en células locales autónomas, que se organizan tanto en línea como presencialmente. Entre sus tácticas están:
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Marchas y bloqueos de eventos de ultraderecha.
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Cadenas humanas y protestas comunitarias.
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Campañas de denuncia digital.
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En algunos casos, violencia: destrucción de propiedad, agresiones físicas o uso de objetos contundentes.
Dentro de Antifa conviven anarquistas, comunistas y socialistas radicales con posturas antigubernamentales, anticapitalistas, proinmigración y a favor de la comunidad LGBTIQ+.
¿Por qué Trump lo señala ahora?
El asesinato de Charlie Kirk generó acusaciones de violencia ideológica. La Casa Blanca acusa a Antifa de fomentar disturbios y de buscar desestabilizar al país. Con la etiqueta de “terrorista”, Trump pretende justificar un enfoque más duro en seguridad y justicia.
Obstáculos legales
En EE. UU. no existe un mecanismo claro para declarar “organización terrorista” a un movimiento interno y descentralizado. La Constitución protege la libertad de expresión y de asociación, lo que anticipa un choque legal inmediato si la medida avanza. Juristas prevén demandas por violación de derechos civiles.
Posibles consecuencias
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Investigaciones más agresivas sobre financistas del movimiento.
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Sanciones penales más severas para activistas en disturbios violentos.
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Una nueva batalla política y judicial sobre el alcance de la designación y las libertades civiles.
Críticas a la medida
Los opositores consideran que la iniciativa es un arma política contra la disidencia de izquierda, ya que Antifa no es una organización formal sino un paraguas ideológico. Temen que el anuncio sirva para criminalizar protestas pacíficas o aumentar la vigilancia estatal.
¿Es ya oficial?
Por ahora, el anuncio de Trump es puramente político. La administración no ha detallado qué leyes utilizará ni cómo aplicará la designación.
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