En un reciente artículo publicado en este medio, un columnista de apellido Núñez intenta presentar a Claudia Dobles como una outsider que encarna valores progresistas y posmaterialistas. Esa premisa es falsa y peligrosa para el debate público. Decir que Dobles representa un cambio es desconocer su verdadero papel: ser una figura central del establishment estatista que desde Pepe Figueres ha marcado un modelo de desarrollo agotado en Costa Rica.
La falsa narrativa del “outsider”
Dobles no es una recién llegada. Fue primera dama y pieza clave del gobierno de Carlos Alvarado, una administración que profundizó el estatismo y la centralización burocrática. No se puede ser outsider tras haber estado en el corazón del poder. Presentarla como algo distinto al sistema es maquillar continuidad con un disfraz progresista.
El espejismo progresista
Se difunde la idea de que Dobles representa sostenibilidad, equidad y diversidad cultural. Pero detrás de esa etiqueta lo que propone es más de lo mismo: más Estado, más gasto, más impuestos y más regulación. No se trata de derechos naturales, ligados a la libertad individual, sino de demandas creadas por ley positiva que obligan a mayor intervención estatal.
Materialismo y posmaterialismo: la falacia
El autor Núñez recurre a la teoría de Ronald Inglehart para encasillar a Laura Fernández como materialista (seguridad, empleo, orden) y a Dobles como posmaterialista (igualdad, diversidad, sostenibilidad). Esa división no refleja la realidad costarricense.
El verdadero cambio de valores en Costa Rica se da hacia una síntesis propia de nuestra cultura:
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Liberalismo económico: menos Estado, más libertad productiva y eliminación de privilegios.
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Conservadurismo social: defensa de la familia, comunidad, costumbres y tradiciones como bases de cohesión nacional.
El progresismo de izquierda es ajeno a esa identidad, porque promueve “nuevos derechos” dependientes de más impuestos y más burocracia.
Laura Fernández y la continuidad del cambio
Reducir a Laura Fernández a la “continuidad materialista del chavismo criollo” es falso. Ella representa la continuidad del cambio iniciado por Rodrigo Chaves, enfocado en seguridad, combate a la corrupción y un Estado limitado que respete la dignidad ciudadana.
Su proyecto no es un regreso al estatismo, sino la consolidación de un nuevo rumbo: libertad económica y orden social.
La verdadera brecha política
El debate no es entre materialismo y posmaterialismo, sino entre estatismo y libertad.
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Claudia Dobles simboliza la receta del estatismo progresista: más burocracia y más impuestos.
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Laura Fernández representa la ruta que la sociedad demanda: libertad económica, valores sociales sólidos y un Estado al servicio de las personas.
Conclusión
Claudia Dobles no es outsider: es establishment puro. Su discurso de cambio es un espejismo que nos devuelve al mismo modelo estatista que ha dominado la política nacional.
Laura Fernández, en cambio, sí es continuidad, pero de una transformación ya en marcha: la construcción de un país donde la dignidad humana, la libertad y la responsabilidad individual sean el fundamento de la Tercera República.





