El periodista salvadoreño Mario Guevara aseguró tras su llegada a El Salvador que fue deportado de Estados Unidos “por ser periodista y reportar noticias”. El comunicador, que vivió 22 años en ese país, lamentó dejar a parte de su familia y sostuvo que su cobertura sobre redadas migratorias provocó molestias al Gobierno de Donald Trump.
El periodista salvadoreño Mario Guevara arribó este viernes a El Salvador tras ser deportado de Estados Unidos, donde residió durante más de dos décadas. Al llegar, afirmó que su deportación se debió a su trabajo periodístico.
“Me deportaron por ser periodista, por reportar noticias”, dijo Guevara en declaraciones a medios de comunicación, entre ellos CNN. Expresó su tristeza por haber sido separado de su familia y aseguró que “esta no era la forma en que quería regresar” a su país.
Guevara explicó que su cobertura de redadas y temas migratorios no fue bien vista por el Gobierno del expresidente Donald Trump. “Cuando entró Donald Trump, dijo que el permiso de trabajo era un privilegio. A mí me lo revocaron sin motivo. No cometí delitos, todos los cargos fueron desestimados”, manifestó.
Según la Casa Blanca, Guevara fue deportado porque tenía una orden final de expulsión emitida en 2012. Abigail Jackson, portavoz del Gobierno, indicó en un comunicado que el periodista “fue arrestado por obstrucción intencional a la autoridad y es un inmigrante ilegal con una orden final de deportación”.
El comunicador fue detenido en junio mientras cubría una protesta contra Trump en Atlanta, Georgia. Aunque los cargos —por obstrucción, tránsito indebido y reunión ilegal— fueron desestimados un mes después, permaneció bajo custodia de las autoridades migratorias.
Sus abogados afirmaron que Guevara contaba con permiso de trabajo y estaba en proceso de regularizar su situación migratoria, pero una corte de apelaciones rechazó esta semana la petición de emergencia para frenar su deportación.
Con una camiseta roja con el logo de su canal, el periodista expresó que su trabajo informativo fue la causa de su expulsión. “Reportaba las injusticias y los arrestos indebidos. Eso me hizo crecer como periodista, pero me costó la deportación. Lo más duro es que mi familia quedó dividida”, dijo.
Diversas organizaciones de derechos humanos y libertad de prensa han condenado su deportación, calificando el caso como un ejemplo del endurecimiento de la política migratoria durante la administración Trump.
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