(AFP).- Un ataque con explosivos sacudió este jueves a la ciudad de Cali, dejando al menos cinco muertos y 36 heridos, según informó la alcaldía. El hecho se enmarca en la peor ola de violencia de la última década en Colombia.
Imágenes compartidas en redes sociales muestran escenas de caos: vehículos incendiados, viviendas destruidas, personas heridas en el suelo y pobladores huyendo aterrados entre alarmas y gritos.
Al inicio, las autoridades habían reportado una cifra menor de víctimas (un fallecido y diez heridos), pero el balance fue actualizado conforme avanzaron las labores de rescate.
Testimonios en la zona
“Alcanzamos a recibir el ruido estruendoso de la explosión (…) Luego no se pudo pasar porque había muchos heridos y casas dañadas frente a la base”, relató Héctor Fabio Bolaños, rector de un colegio cercano que tuvo que ser evacuado.
Los estudiantes de la jornada de la tarde fueron entregados a sus padres en medio del temor.
Por su parte, Alexis Atizábal, trabajador de una fábrica de uniformes militares, indicó que el estallido provocó daños materiales en su negocio, aunque sin víctimas en el lugar.
Contexto de violencia
El ataque aún no ha sido atribuido a un grupo específico. Sin embargo, en la región operan disidencias de las FARC que rechazaron el acuerdo de paz de 2016, además de bandas narcotraficantes que se disputan el negocio de la cocaína destinada a Estados Unidos y Europa.
La tercera ciudad más importante de Colombia ya había sido blanco de múltiples ataques en julio pasado, cuando explosivos y drones dejaron siete muertos en una jornada sangrienta que sembró el terror entre la población.
El presidente Gustavo Petro ha intentado negociar con distintos grupos armados, pero la mayoría de los procesos de paz están estancados, lo que ha favorecido el resurgimiento de la violencia en zonas donde el Estado no logró consolidar control tras la desmovilización de las FARC.

No hay comentarios:
Publicar un comentario